A riesgo de ser extenso, no puedo dejar de compartir mi seria preocupación por el enorme charco en el que nos ha metido el Presidente del Gobierno a los Socialistas activos.
El debate sobre el futuro de las pensiones no es reciente, y en el mismo tuve el honor de participar a finales de los 80, gobernando González.
Cada vez que se afronta una crisis, y he de decir que la última siempre es peor que las anteriores, surge la necesidad de pedir esfuerzos a futuro a los trabajadores.
Después de apuntarnos el éxito desde el PSOE de ganar en el Europarlamento el mantenimiento de la jornada laboral tal y como está, ¿Qué necesidad tiene el Presidente de abrir esta aseveración?, por que si es un debate entremos en el.
A finales de los 80, ya se hablaba de el futuro incierto del sistema de pensiones, cuando después de la reconversión industrial se eliminaron infinidad de puestos de trabajo y estos fueron sustituidos por máquinas.
Por aquel entonces Redondo y Gutierrez (Líderes sindicales) planteaban la necesidad de que las máquinas tributasen al sistema de Pensiones.
Esa sería una posibilidad. Otra que se entienda la Pensión por jubilación como un derecho universal y, como tal, forme parte de los Presupuestos Generales del Estado, a los cuales tributamos los Ricos y los Pobres, y los que se encuentran a mitad de camino de unos u otros.
En esta línea tendríamos garantizado el apoyo de la sociedad, porque en una situación a futuro de falta de recursos, estos vendrían por la via impositiva.
Pero, con seriedad, hay mecanismos más suaves pero quizás más efectivos: Acabar con el sistema de prejubilaciones, donde además, los prejubilados forman parte de la lista de desempleados y nadie lo dice.
Tomando en serio el papel de los Autónomos y haciéndolos corresponsables de su futuro. Nadie se cree que a estas alturas un autónomo tenga unos ingresos de 600€ mensuales, que es por lo que tributan la mayoría.
Y por último, quizás el cuerpo de funcionarios de este país tenga algo que decir sobre esta ampliación.
En cualquiera de los casos, los Sindicatos y el Parlamento deben de tomar cartas en el Asunto y, tal y como está la situación política, quién cree que algunos, hipócritamente, no harán carne de este asunto.
No. Creo que la responsabilidad en el Gobierno se ejecuta con la mayor discrección. Estamos otra vez a vueltas con el área económica enfrentada al social.
Este asunto en lo que desemboca es en enfrentar a la sociedad, exigiendo que nuestros tributos y aportaciones no beneficien a los que no aportan nada. Eso es insolidario pero es responsabilidad de quién no explica las propuestas por no creer, ciertamente, en ellas.